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Actualmente el terrorismo es uno de los problemas más graves a nivel mundial y, desgraciadamente, también afecta de manera importante a España. Tras un atentado terrorista, un porcentaje importante de víctimas desarrollarán un trastornos de estrés postraumático (TEPT) así como otros trastornos de ansiedad y trastornos depresivos, para los cuales muchas de ellas necesitarán tratamiento psicológico tanto a corto como a medio y largo plazo.
Aunque la literatura científica sobre las consecuencias psicopatológicas de los atentados terroristas ha crecido mucho en los últimos 15-20 años, todavía es difícil estimar qué porcentaje aproximado de víctimas sufrirán dichos trastornos y cómo variarán dichas cifras en función del tiempo pasado desde los atentados o de la relación más o menos directa con los mismos. En este sentido, hay muy pocos estudios que haya abordado las consecuencias psicpatológicas de los atentados a largo plazo o en otros colectivos de víctimas distintos del de los heridos (p. ej., en los familiares directos de las personas heridas o fallecidas). Por otro lado, existen muy poco estudios que hayan exminado la eficacia de las terapias psicológicas para el TEPT y los otros trastornos de ansiedad y depresión que sufren las víctimas de atentados y, aunque la terapia cognitiva- conductual centrada en el trauma es una de las pocas excepciones a esa panorma general de ausencia de investigaciones, no está claro que los beneficios terapéuticos encontrados en los estudios experimentales de eficacia sean generalizables sin más a la práctica clínica habitual. En este contexto, el presente proyecto tiene un doble objetivo.
Primero, establecer la prevalencia a largo plazo del TEPT, de los trastornos depresivos y de otros trastornos de ansiedad en las víctimas de atentados terrroristas, examinando su relación con el grado de exposición a los atentados terroristas, la presencia de secuelas físicas y el tiempo pasado desde que ocurrieron dichos atentados, y, segundo, establecer en las víctimas de atentados terroristas, la efectividad o utilidad clínica de la terapia cognitivo-conductual para el tratamiento del TEPT y los trastornos de ansiedad y depresión que sufren, comparando dichos resultados con los que se obtienen en los estudios experimentales de eficacia.