Más de 30 niños y niñas de la Asociación, con edades comprendidas entre los seis y los diecisiete años disfrutaron de 12 días repletos de aventuras y emociones hospedados en el albergue La Cañadilla en Uña, Cuenca.
Con la llegada del verano, el campamento de la AVT es una de las actividades más esperadas por los asociados más jóvenes. Además, este año con el estado de alarma y las medidas de confinamiento, el deseo de reunirnos y que saliera adelante era aún mayor si cabe.
Los campamentos de verano son en sí mismos una experiencia y sus beneficios son muy amplios. Los niños/as tienen la oportunidad de convivir con otros iguales y de disfrutar de momentos inolvidables. Además, el aprendizaje emocional y educacional de esta experiencia repercutirá de forma muy positiva en su crecimiento y desarrollo personal. El campamento proporciona el entorno ideal para que los niños/as asuman riesgos sociales, desarrollando sus habilidades, explorando su independencia y mejorando su autoestima. Por otro lado, les ayuda a desarrollar confianza, destreza en la toma de decisiones y la comprensión del trabajo en equipo. Finalmente, ofrecemos un tiempo de juego libre y activo no estructurado, fomentando su creatividad y compromiso social.
En esta ocasión, cada día vivíamos una aventura diferente. La jornada contaba con una actividad de multiaventura complementada con juegos o visitas culturales. Al finalizar el día, los jóvenes disfrutaban de un tiempo libre donde podían disponer de sus teléfonos móviles y mantener la comunicación con sus familiares. Cada noche, tras la cena, disfrutábamos de una velada temática. Junto con esta rutina diaria, realizamos dos excursiones. En la primera de ellas, tuvimos una visita guiada por el casco histórico de Cuenca. Allí aprovechamos para comer y visitar el museo de las Ciencias de Castilla la Mancha. Finalizando nuestra estancia, tuvo lugar la segunda excursión, esta vez a la Ciudad Encantada.
Respecto a las actividades de ocio y deportivas realizadas, destacan las siguientes: piragüismo, tiro con arco, tirolina, diferentes talleres de manualidades, juegos acuáticos, padel surf, escalada, espeleología, montar a caballo o veladas temáticas cada noche. Pero sin ninguna duda, la actividad estrella este año ha sido el barranquismo. En ella, recorrimos el curso de un río caminando, nadando y destrepando. Además, pudimos disfrutar de las vistas de un paisaje espectacular, saltar desde diferentes alturas y deslizarnos por toboganes naturales.
Durante nuestra estancia en el albergue nos visitó Narcisa López, secretaria de la AVT, quien conoció a los jóvenes y disfrutó de un rato agradable con ellos.
Para la Asociación sigue siendo primordial crear estos espacios que suponen una nueva experiencia cada año para nuestros asociados. Gracias a este tipo de encuentros, los acampados disfrutan de unos días de convivencia y diversión rodeados de naturaleza y contribuimos al fomento de valores tales como la autonomía personal, la responsabilidad, el manejo emocional, unos hábitos saludables y el respeto hacia los demás y a la naturaleza.