Excelentísimas autoridades. Representantes de los colectivos de víctimas del terrorismo. Queridas ">

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MANIFIESTO 11 MARZO 2011

ACTUALIDAD - 11-03-2011

MANIFIESTO 11 MARZO 2011 "“ Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo

Excelentísimas autoridades. Representantes de los colectivos de víctimas del terrorismo. Queridas víctimas del terrorismo y amigos que habéis querido acompañarnos hoy con motivo del Día europeo de las víctimas del terrorismo y del séptimo aniversario del brutal atentado en el que fueron asesinadas 191 personas y que dejó miles de heridos.

El 11 de marzo de 2004, dos miembros de la entonces Junta directiva de la AVT se encontraban en el Parlamento Europeo con motivo del debate parlamentario que tenía por objeto la elección del Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo. La perversión infinita de algunos quiso que ese día España fuera escenario del atentado más brutal sufrido en la historia de Europa. La masacre de Madrid hizo superfluo cualquier debate parlamentario, y el 11 de marzo quedó instituido como el Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo.

Han pasado siete años desde aquel salvaje atentado. Siete años duros, muy duros, para nosotras, las víctimas del 11-M. No hay día, desde el 11 de Marzo de 2004, en el que las víctimas no recordemos a nuestro ser querido asesinado; no recordemos ese macabro peregrinar por decenas de hospitales buscando a los nuestros; no nos preguntemos el porqué de su muerte y del inmenso dolor que seguimos sufriendo.

Para nosotros, estos han sido "años de plomo". Años en los que hemos resultado incómodas para unos e invisibles para otros. Años en los que se nos ha pedido que olvidemos, que pasemos página, que nos callemos, simplemente porque existía una sentencia judicial. Como si esa sentencia, que respetamos, nos negara el derecho a recordar. Como si esa sentencia, que respetamos, nos negara el derecho –y la obligación- a seguir exigiendo Justicia.

Para las víctimas del 11-M, la Justicia nunca será completa, reconfortante o mínimamente reparadora hasta que no se sepa toda, toda la verdad de lo ocurrido aquel terrible día, en el que a cada una de nosotras se nos rompió la vida. A finales de este mes se celebrará en la Audiencia Nacional el juicio contra cuatro colaboradores del atentado y, a día de hoy, no sabemos qué estalló en los trenes, ni quién colocó las bombas ni, lo más importante: quién ordenó la masacre; quién diseñó la operación que mató a nuestros hijos, padres, mujeres y maridos.

Hoy, en el séptimo aniversario del 11-M, las víctimas del terrorismo reclamamos a todos los que tienen responsabilidades públicas que nos miren a los ojos y se atrevan a decirnos que el 11M es un caso cerrado. No lo es: el 11M es un caso abierto. Que actúen con decisión y valentía, cada uno desde su ámbito, para lograr el esclarecimiento total, hasta el último detalle, del peor atentado de la historia de España. Se lo pedimos por los 191 muertos. Por los miles de heridos. Y también por la dignidad de la sociedad española, que lloró con nosotros y a la que los terroristas quisieron doblegar asesinando a nuestros seres queridos.

Dignificar a las víctimas no sólo consiste en hacerles homenajes y reconocimientos. Para dignificar a las víctimas es imprescindible hacer Justicia. Y la Justicia no puede ser retórica ni meras palabras. Hacer Justicia es investigar y poner a disposición judicial a todos los responsables de los atentados terroristas. Justicia es que los terroristas cumplan íntegramente sus condenas, y que no se les reduzca la estancia en prisión a hurtadillas, con flexibilizaciones o beneficios de ningún tipo. Justicia es rechazar pública y tajantemente cualquier proceso de diálogo o negociación que suponga el pago de un precio o contraprestación a los asesinos. Justicia, en definitiva, es lo contrario de impunidad.

Las víctimas del terrorismo, de cualquier terrorismo, lo hemos advertido muchas veces y hoy lo volvemos a hacer: no vamos a aceptar ningún grado de impunidad. Ninguno. Ni en el 11-M ni en un supuesto final de ETA. Porque un final del terrorismo con impunidad sería un falso final del terrorismo, un final tramposo. Por utilizar una de las palabras que más se han tergiversado a la hora de hablar de terrorismo: sería una paz sucia.

Queridos amigos, este año se cumplen 30 años de la fundación de la AVT. 30 años en los que hemos conseguido una serie de avances: visibilidad de las víctimas del terrorismo, reconocimiento de las víctimas del terrorismo como víctimas públicas, avances importantes en materia legislativa, como la Ley de Partidos o la reforma del Código Penal para el cumplimiento íntegro y efectivo de las condenas. Pero estamos en el año 2011 y la amenaza terrorista que lleva golpeando a la sociedad española más de cinco décadas, sigue presente.

En lo que respecta al terrorismo islamista, reclamamos un mayor esfuerzo en el desmantelamiento de toda célula terrorista "arraigada" en nuestro país. Las últimas operaciones policiales demuestran la existencia de este tipo de células que se encargan de financiar y captar nuevos terroristas para "la causa terrorista/islamista" y en algunos casos preparadas para atentar en cualquier momento.

En lo que respecta a ETA, tras 50 años de terrorismo de ETA, las víctimas del terrorismo tenemos el temor de que, estando a punto de ganar, vayamos a perder. O dicho de otro modo, que el final de ETA no sea un final con vencedores y vencidos claros, sino una suerte de empate macabro en el que las víctimas tengamos que aceptar un grado de impunidad histórica, política y penal a cambio de la paz.

Por todo ello estas son algunas de nuestras reivindicaciones:
• La derrota definitiva del terrorismo, entendida como su desaparición total, definitiva, unilateral y sin contrapartidas.
• La deslegitimación total y pública de la violencia como instrumento para conseguir objetivos políticos, religiosos o de cualquier otro tipo.
• La aplicación escrupulosa y estricta de la Ley, tanto para que los terroristas cumplan íntegramente sus condenas como para evitar cualquier atisbo de impunidad penitenciaria o penal.
• La defensa activa de la memoria de las víctimas, para que su recuerdo permanezca siempre vivo y sea motivo de homenaje público y reconocimiento social.

Estas reivindicaciones no son principios abstractos, sino que tienen una aplicación práctica muy concreta:

En primer lugar, hay que impedir que los terroristas o quienes los apoyan tengan representación en las instituciones democráticas. Por ello, exigimos que se bloqueen todas las vías para que ETA-Batasuna pueda presentarse a las elecciones bajo ningún disfraz: no aceptamos el plan A de Sortu, pero tampoco aceptamos el plan B de ETA de las agrupaciones electorales ni el plan C de una fusión fría entre Batasuna y Eusko Alkartasuna (EA).

En segundo lugar, exigimos el cumplimiento íntegro de las condenas por parte de los terroristas. Por eso, rechazamos toda política penitenciaria que implique reducir la estancia en prisión de unos asesinos para ver si así sus otros compañeros pistoleros se hacen buenos. Es una ofensa a las víctimas y un golpe a la Justicia.

En tercer lugar, reclamamos la elaboración de un archivo sistematizado que permita conocer la información y la situación procesal de cada atentado terrorista a los efectos de esclarecer los más de 300 atentados que aún estarían sin resolver. Los atentados sin resolver también son una forma de impunidad.

En cuarto lugar, reclamamos que se apruebe de una vez la Ley de reconocimiento y protección i