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Más de sesenta asociados de la AVT, de las comunidades de Aragón y Madrid, peregrinaron los pasados 22 y 23 de octubre al Santuario de Lourdes, en el Sur de Francia, en los Altos Pirineos franceses. Lourdes es un lugar de peregrinaje para católicos de todo el mundo, de diversas culturas, lenguas, edades, que acuden con el propósito de compartir y estrechar lazos de unión con actitudes y gestos dirigidos a la fe. En representación de la AVT acudieron el vicepresidente y el vocal de la Junta, José Marco y Pascual Grasa, respectivamente. Asimismo, les acompañó Esther, una trabajadora de la Asociación.
El viaje se iniciaba de madrugada en Madrid, el sábado 22 a las 4 de la mañana, cuando el autobús partía con una parte del pasaje destino Zaragoza, donde se recogió al resto de participantes de esta convivencia. En ese camino, se hizo una parada en las fabulosas
Cuevas de Betharram, (Francia), las segundas más grandes de Europa, repletas de fantásticas formas creadas por sus estalactitas y estalagmitas.
Una vez disfrutado de esta visita, se siguió camino hasta Lourdes donde se participó, nada más llegar, en la Procesión Mariana de las Antorchas, un acto lleno de solemnidad y religiosidad, que todos siguieron con devoción.
La segunda jornada de esta convivencia, los asociados dispusieron de tiempo libre. Primero, se acercaron al centro de proyección de Lourdes, donde, a través de un vídeo sobre "Bernardita" –la primera mujer la que se le pareció la Virgen- los asociados pudieron acercarse al "origen" de este gran Santuario. Después, visitaron y contemplaron la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lourdes, donde se asistió a una Eucaristía, en la que participaron activamente algunos de nuestros asociados, que recordaron de manera emocionada a las víctimas del terrorismo. Después de ese momento de recogimiento, todos rellenaron algunas de las botellas que portaban, con agua bendita, con el deseo de que ésta, considerada milagrosa por muchos, sanase y protegiera a los suyos.
Al filo del mediodía, todos los participantes de esta convivencia regresaron al hotel donde comieron y recobraron fuerzas para visitar, en la vecina localidad de Pau, cuna del rey Enrique, los palacetes de los siglos XVI al XVIII, última parada de estas jornadas agotadoras y emocionantes. Desde allí, el autobús partió de regreso a España.
Esta convivencia, tenía como finalidad fortalecer los lazos entre asociados de distintas comunidades, pues ayuda a las víctimas, en su camino de recuperación, encontrarse con personas que deben superar situaciones parecidas a las suyas.